El viaje es aquel acontecimiento que deja una huella doble: la imposibilidad de volver al punto de partida y la condición de extranjeridad que deriva de lo extra-ordinario. La despedida, los desajustes, transiciones, reacomodos e insistentes anotaciones sobre papel, configuran aquel pre-texto que es el dibujo.

 

Mediante las negociaciones inherentes a las instancias de desapego y a los tópicos de ocupación, desocupación y reocupación, la hoja, territorio en blanco, es transitada y puesta en tensión. La historia del dibujo se construye con sus elementos básicos -puntos, líneas y planos –para marcar, cubrir, borrar, escribir, reescribir, volver a marcar y finalmente dejar huella. A través del grafito, el grafito en polvo, la goma de borrar, el masking tape y los papeles, el oficio es la forma de animar y explorar el soporte, una manera de pensar, trazar y ocupar el espacio.

 

Resignifico el residuo del procedimiento como huella de sí mismo para mostrar las operaciones y acciones realizadas, en una dinámica tautológica que posibilita la apertura hacia la noción de extranjeridad y hace visible lo extra-ordinario. Así, los signos gráficos y las acciones sobre la hoja blanca hacen que comience otro viaje: el de la línea sobre la superficie por donde ésta –y yo en ella– se mueve y habita.